Estas formas de acción trascienden las fronteras de los hechos artísticos para resultar en un tipo de conocimiento que es recuperado en la vida cotidiana, tanto para resolver problemas como para activar otras formas de relación social basadas en el trabajo colaborativo, la movilidad de roles y la solidaridad.
Asimismo, las intervenciones artísticas urbanas en tanto intersecciones entre el arte y la ciudad pone en acción nuevas dinámicas en la actualización del espacio social, ese espacio de apropiación colectiva, donde se expresan significaciones y valores; y donde el arte tiene la potencialidad de generar otras formas de conocimiento, proponer un estadío distinto en la relación entre las personas, activar la sensibilidad y fundamentalmente desarrollar una capacidad general de funcionamiento creativo desde un proceso intrínsecamente educativo. Todos los procesos que se desarrollan en los espacios públicos físicos de la ciudad simbolizan y dan sentido a la vida pública de la vida urbana, constituyendo a la misma tanto en su dimensión física-espacial como en su dimensión socio cultural y política.
El nuevo género de arte público, a través de programas temporarios en los que los artistas trabajan con la gente del lugar, principalmente con sectores marginales, se focalizan en cuestiones sociales o de identidad local. En este sentido, la implicancia social de las experiencias de arte público son ineludibles, la autorefencialidad y el protagonismo del artista concebido desde un lugar más convencional dio paso a una metodología renovada; un proyecto participativo, multidisciplinario, gestionado a través de vías cooperativas superando las dinámicas más convencionales y reclamando una nueva sensibilidad disciplinar de los diferentes actores involucrados en la producción del espacio urbano.