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Urbanismo Táctico en el Parque del Norte. Una experiencia de co-creación en el marco de la Estrategia de Resiliencia de la Ciudad de Santa Fe

Autoras y autores:
Andrea Valsagna; Agustín Botteron; María Mercedes Tejedor

La promoción y la generación del espacio público como punto de encuentro de la ciudadanía y de fortalecimiento de los tejidos sociales tomó mayor relevancia en las políticas del gobierno de la Ciudad de Santa Fe entre los años 2016 y 2019. El Parque del Norte fue un proyecto prioritario en ese sentido.
La Oficina de Resiliencia de la Ciudad implementó la metodología de co-creación denominada Urbanismo Táctico (UT) como un primer paso para reactivar la comunidad vecina del Parque del Norte, como también para convocar a otras partes interesadas en el uso actual y futuro del mismo, para comunicar la visión de largo plazo del proyecto y comenzar a definir y validar lineamientos de diseño.
En este trabajo mostramos en qué consistió la implementación de UT por primera vez en la Ciudad de Santa Fe y cuáles fueron sus resultados.
El UT ha sido un catalizador para la elaboración del proyecto Parque del Norte. La ejecución de intervenciones de corto plazo, escalables y de bajo costo, pilares fundamentales de la metodología, contribuyó a incorporar valor al Parque y cohesionar las distintas organizaciones que participaron. El involucramiento de actores trajo legitimidad al proceso de diseño y la toma de decisiones, a la vez que sembró el sentido de pertenencia en torno al proyecto. Asimismo, si bien el proceso se hizo más largo y complejo que en otras instancias de involucramiento ciudadano, dio lugar al surgimiento temprano de conflictos de intereses y expectativas que pudieron ser atendidos, lo cual evitó demoras, gastos superfluos de recursos o cualquier tipo de ineficiencia en el futuro.

Introducción

Políticas locales sobre espacio público

La generación del espacio público como punto de encuentro de la ciudadanía y de fortalecimiento de los tejidos sociales tomó mayor relevancia en las políticas del gobierno de la Ciudad de Santa Fe en los últimos años. Entre 2016 y 2019, la ciudad recuperó y reacondicionó 56 hectáreas de espacios públicos verdes, entre paseos, plazas y corredores, a la vez que inició la restauración y conservación de 142 hectáreas de tierras y humedales mediante el proyecto de la Reserva Urbana del Oeste. Por otro lado, la inversión en mantenimiento y ampliación en edificios públicos emblemáticos se vió reflejada, de cierta manera, en la nutrida y variada agenda cultural. Por ejemplo, en 2017 la Estación Belgrano fue sede de Tecnópolis Federal evento por el que pasaron unos 700.000 visitantes en el transcurso de dos semanas (Prensa MCSF, 2017). También en 2017 fue (re)inaugurado el Molino Marconetti, un viejo edificio portuario reacondicionado para albergar parte de las actividades del Liceo Municipal “Antonio Fuentes del Arco”.

Santa Fe Resiliente

La Ciudad de Santa Fe es miembro, desde 2014, de la Red 100 Ciudades Resilientes (100RC), promovida por la Fundación Rockefeller. Como parte de esta red, se adoptó el Marco de Resiliencia Urbana (City Resilience Framework) con el fin de (re)analizar la ciudad a través de un abordaje innovador. Así, llevó adelante una serie de estudios y consultorías e involucró a la comunidad y actores de relevancia en talleres, reuniones de trabajo y encuestas. Finalmente, en junio de 2017 se publicó la Estrategia de Resiliencia, un documento que sintetiza los desafíos de la ciudad y proponía acciones para convertirse en una ciudad más resiliente.

Mediante una visión, 4 pilares, 13 objetivos y 50 iniciativas, la Estrategia de Resiliencia fue la hoja de ruta que buscaba generar impacto a corto, mediano y largo plazo. El Pilar 1, Abrazar el Cambio, propone mirar al futuro y planificar a escala metropolitana. El Pilar 2, Conectar con Oportunidades, promueve el crecimiento equitativo y la garantía a servicios básicos. El Pilar 3, Alentar el Compromiso Ciudadano, apunta a fortalecer el sentido de pertenencia, la cohesión social y el derecho a la ciudad. El Pilar 4, aborda la gestión del conocimiento y el uso de la tecnología para el desarrollo local.

La Estrategia de Resiliencia presentaba iniciativas (proyectos o programas) sumamente holísticas, con varios objetivos y una ejecución que requería la participación de diversas áreas municipales y actores de la sociedad. El proyecto Parque del Norte es una las iniciativas más integrales presentes en este documento, la cual a su vez forma parte de la lista de proyectos priorizados por la Ciudad.

El proyecto Parque del Norte

La Ciudad de Santa Fe definió el Área de Urbanización Especial Parque del Norte en el Distrito Norte de la ciudad a través de la Ordenanza 12.248/2015 y priorizó la intervención estatal en este sector mediante la creación de desagües pluviales, extensión de calles y avenidas pavimentadas y el saneamiento ambiental de áreas verdes degradadas. A su vez, se creó el Parque del Norte, un espacio de 77 hectáreas constituido por el ex relleno sanitario, el Jardín Botánico y otras áreas verdes degradadas o de poca utilidad.

Basada en esta Ordenanza y en los lineamientos del Plan Norte de la ciudad, la Oficina de Resiliencia incorporó el proyecto Parque del Norte como experiencia piloto de infraestructura verde-azul en la Estrategia de Resiliencia, como una de las iniciativas prioritarias. El proyecto se orientó a la creación de un distrito resiliente de 227 hectáreas en el norte de la ciudad, con énfasis en la recuperación y revitalización de las áreas verdes degradadas para que funcionen como espacio público vertebrador de este desarrollo integral. El proyecto busca generar un nuevo distrito de impacto regional, un desarrollo modelo para la ciudad y la región, que promueva el desarrollo inclusivo, sustentable y resiliente del predio y de todos barrios circundantes.

La formulación de este proyecto integral, de esta ‘porción de ciudad’, demandó la ejecución de múltiples estudios específicos pero también requirió de una comunidad activa usuaria y beneficiaria de este patrimonio urbano para justificar los distintos usos programáticos que allí se designen. En ese sentido, el Gobierno de la Ciudad, apoyado por 100RC, impulsó durante el año 2018 una serie de intervenciones en el Parque con el fin de promover el uso masivo por parte de los vecinos de la zona y de toda la ciudad.

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Co-creación y experimentación urbana

El Urbanismo Táctico (UT) es un enfoque orientado a la construcción y activación de barrios que se caracteriza por intervenciones y políticas a corto plazo, de bajo costo y escalables, que surgen como respuesta a las limitaciones del proceso convencional de desarrollo de una ciudad. Se trata de acciones a corto plazo que ponen en el eje de la cuestión a la ciudadanía, con el objeto de generar cambios a largo plazo. Esto se logra mediante prototipos o pruebas piloto, llevadas a cabo en conjunto entre los mismos ciudadanos y el gobierno local, evaluando el impacto y los resultados, de manera que se pueda generar la información suficiente para mejorar las intervenciones y la planificación (Lydon y Garcia, 2015).

Esta forma de abordaje posee al menos tres grandes ventajas respecto de la forma de planificación y ejecución tradicional. Según los autores Mike Lydon y Antonhy García (2015) este paradigma permite: mayor participación ciudadana, una implementación más rápida y una optimización en la asignación de recursos.

En primer lugar, se pone en el centro de la escena a la ciudadanía buscando que la misma se apropie y mejore su experiencia con el espacio público. En contraste con la ejecución convencional de proyectos, el UT está fundado en un modelo de planeación participativa, en donde la comunidad debe apropiarse de las intervenciones para que éstas cobren sentido.

En segundo lugar, el UT permite una mayor velocidad de ejecución e implementación. En las intervenciones convencionales, el ritmo de la burocracia y la dependencia de otros departamentos municipales pueden limitar la habilidad de la administración para realizar nuevos proyectos. En cambio mediante el UT “dado que las intervenciones son diseñadas y ejecutadas en pequeña escala y con la lógica de la experimentación, es posible ver y evaluar el impacto y resultados en tiempos muy breves y reaccionar en consecuencia, perfeccionando la intervención” (Razu Aznar, 2019).

Por último, los costos derivados de la intervención en la etapa experimental se encuentran muy por debajo de los habituales para un proyecto convencional. La transformación de Times Square en Nueva York en una zona peatonal dedicada a la cultura, la convivencia y el comercio, es un buen ejemplo de ello. La misma comenzó a partir de intervenciones temporales los fines de semana, utilizando un poco de pintura y mobiliario plegable que la gente ocupaba de manera espontánea (Razu Aznar, 2019). Además, las intervenciones tácticas y temporales permiten a los técnicos proponer mejoras con un bajo riesgo. La utilización de materiales temporales (de bajo costo) permite mostrar cómo funciona determinada medida y, en caso de que los resultados no sean los esperados, simplemente se retorna a la situación anterior o se realizan las modificaciones necesarias, sin mayores inconvenientes. Sin embargo, desde la concepción tradicional, al existir una planificación y ejecución centralizada, cualquier intento de modificar o corregir una determinada intervención puede ser muy costosa, especialmente cuando el proyecto en cuestión ha alcanzado una escala considerable.

Por todo lo anterior, el UT significa una mejora en términos de eficiencia económica, ya que al evaluar resultados de forma continua y perfeccionar las intervenciones evita el despilfarro de recursos en aplicaciones que no coinciden con las necesidades de la comunidad. Esto permite partir de proyectos de pequeña envergadura y de abordajes simples e ir escalando en cuanto a la magnitud de las intervenciones sobre bases sólidas, que ya han sido consultadas, evaluadas y perfeccionadas con los beneficiarios directos (los ciudadanos). En correspondencia, el abordaje de determinada problemática urbana bajo el paradigma del urbanismo táctico “se adapta al dinamismo de la vida en la ciudad y garantiza la vigencia y relevancia de las intervenciones para las comunidades a las que están dirigidas” (Razu Aznar, 2019).

Otras formas de producción de espacio público

Existen otras prácticas similares que reciben diferentes nombres de acuerdo a los autores, los sitios de aplicación o los matices que las caracterizan, aunque todas se refieren a procesos informales de gestión y producción de espacio público. Algunos profesionales, como Rizzo (2012), hablan de microurbanismo como una tendencia en arquitectura que consiste en implementar una “intervención en áreas existentes, como contraposición a los planes gigantes que buscan buscan arrasar con toda una zona y proponer una nueva planificación urbana” (Rizzo en ND, 2012). Otro término es la acupuntura urbana, propuesto por el arquitecto y urbanista brasilero Jaime Lerner, que se refiere a estrategias puntuales de intervención en la ciudad, caracterizadas por ser concretas, con gran potencial de regeneración, y con capacidad para extender sus beneficios al resto de la ciudad (Pérez Caballero, 2016).

Otro abordaje, con un notable componente de activismo, es el urbanismo de guerrilla, también conocido como urbanismo blando o partisaning. Se trata de una práctica participativa, que convoca a los ciudadanos a mejorar la ciudad por mano propia, sin esperar la acción del gobierno local. Se centra en la infraestructura urbana, en componentes tales como cruces peatonales, señalización de tráfico, bicisendas, veredas, o plazas (Medina Ramirez, 2015).

Casos de aplicación de Urbanismo Táctico

En Latinoamérica, la aplicación del UT pareciera guardar relación, principalmente, con problemáticas de falta de participación ciudadana, inequidad y gobernanza. A continuación se presentan algunas soluciones innovadoras en relación con la movilidad urbana sostenible, la revitalización de sitios urbanos, la creación de espacios públicos y el manejo responsable de los desechos, implementadas en diferentes ciudades de la región. En su mayoría fueron impulsadas por ciudadanos organizados junto con agencias de gobierno que buscan desmarcarse de la forma habitual en cómo opera el sector público. Estas acciones se caracterizan por i) proveer soluciones livianas, rápidas y baratas hechas por personas con más creatividad que recursos; ii) revertir territorios de desigualdad, transformándolos en campos de oportunidades para impulsar agendas de ciudad justa (como lo son la limpieza de vertederos ilegales, microbasurales, o reivindicaciones sociales frente a la escasez de áreas verdes; iii) generar acciones que fomenten la participación ciudadana, fortaleciendo el capital social de las comunidades y la vida de barrio; iv) proponer estrategias para fomentar medios de transportes sustentables e inclusivos (Steffens, 2013).

● Open Streets (Ciclovías recreativas en español) es un movimiento internacional que promueve la habilitación de calles libres de vehículos motorizados, principalmente los domingos y días festivos, para permitir a los ciudadanos dar un paseo seguro en bicicleta, a pie, en patines o en cualquier medio de transporte no contaminante. Esta práctica urbana, además de incentivar el uso de la bicicleta y suplir la carencia de espacios públicos y recreativos con medios de transporte livianos o no motorizados, también permite otro gran beneficio a la comunidad, como es la interacción social (Steffens, 2013).

● Bogotá (Colombia), la ciudad con la red de ciclovías más grande de América Latina, implementó esta práctica mediante el programa Ciclovía. A su vez, el programa se complementa con la Recreovía, una serie de espacios a lo largo del recorrido especialmente habilitados para actividad física. Este programa fue distinguido en el marco del II Concurso Internacional Ciudades Activas, Ciudades Saludables 2007, gracias a su contribución al desarrollo de una actividad física alternativa y eficiente en la ciudad (Steffens, 2013).

● Rosario fue la primera ciudad en Argentina en implementar un circuito recreativo permanente, libre de autos y motos. La Calle Recreativa consiste en un circuito de 30 kilómetros por las calles más emblemáticas de la ciudad, que busca construir un espacio para la recreación gratuita y el aprovechamiento del tiempo libre por parte de sus habitantes, promover la convivencia ciudadana y el uso de la bicicleta como medio de transporte, fomentar la vida deportiva y saludable, contribuir a la disminución de la contaminación ambiental y niveles de ruido e incentivar el uso de la calles para el encuentro ciudadano (Steffens, 2013).

La revitalización de sitios hace referencia a la reactivación temporal de lugares en desuso, anteriormente activos, o de sitios baldíos. Esta táctica aumenta la conciencia en la comunidad de la existencia del sitio intervenido, de su potencial a largo plazo o, simplemente, para construir comunidad mientras se apoya a emprendedores locales. Las actividades más comunes para estos sitios son mercados públicos, muestras de arte, festivales comunitarios o restaurantes. Un sitio en estas condiciones puede ofrecer oportunidades de desarrollo comunitario o económico de bajo costo y, al mismo tiempo, producir una transición real desde un sitio inactivo a uno totalmente rediseñado y reprogramado.

El Bombardeo de Sillas es un ejemplo que consiste en ubicar una cantidad significativa de sillas de bajo costo en zonas carentes de mobiliario urbano con el objetivo de activar el espacio público de forma ágil y experimental. De esta forma, la silla cumple el rol de indicador de necesidad de mobiliario urbano y es un instrumento para medir el número de personas que permanecen en un lugar. Se trata de una táctica urbana de fácil implementación que ha sido registrada en ciudades como Nueva York, Filadelfia y Dallas. En Chile, se ha replicado en Santiago, Valparaíso y Antofagasta (Steffens, 2013).

Otro ejemplo son las intervenciones Pop-Up (emergentes), las cuales buscan desplegar equipamientos o servicios en un lugar específico para solucionar temporalmente su carencia y, complementariamente, activar el espacio público. Algunas de ellas están íntimamente ligadas al acceso a la cultura, el conocimiento y las expresiones artísticas. El Cine Vino: cine hasta los últimos rincones de Chile, es una agrupación de cine itinerante que ha viajado por Chile recorriendo pueblos y ciudades con un cine móvil. Otro ejemplo es la Biblioteca Móvil A47, México, donde un camión transporta más de tres mil libros para su consulta gratuita, además de tener incorporada un espacio para conferencias y proyecciones. (Steffens, 2013).

La Plaza del Reciclaje: transformando la basura en valor es otro ejemplo en Chile que promueve la reutilización de desechos y la creación de nuevos emprendimientos. La primera experiencia se realizó en el marco del Festival de las Artes de Valparaíso, donde la propuesta de diseño tuvo como argumento central la transformación de la basura en elementos de valor para la ciudadanía. Por ello, se construyó una gran pérgola utilizando miles de botellas de plástico recolectadas por la ciudadanía, las cuales fueron recicladas al término de la intervención. Además, 300 neumáticos se convirtieron en juegos infantiles y 30 pallets de madera se transformaron en carros móviles para recorrer una ruta de la basura especialmente diseñada para concientizar a los más pequeños (Steffens, 2013).

Experiencias de la Ciudad de Santa Fe

La Ciudad de Santa Fe tiene vastos antecedentes en intervenciones pilotos y de carácter participativo las que tomaron diversas formas desde el año 2008. Una de las acciones más importantes del equipo de gobierno de ese entonces fue la implementación de un proceso de normalización de las organizaciones vecinales, lo cual incrementó la participación de los ciudadanos en estas instituciones hasta en un 200% (Valsagna, 2011). Otro sello fue la conformación de comisiones y la ejecución de talleres como herramientas participativas para la generación democrática de políticas públicas clave como, por ejemplo, los planes de evacuación ante inundaciones o el Plan Urbano. Algunos ejemplos de órganos creados para fines similares son el Consejo de Niños y Niñas, la Comisión de Mujeres y el ente de turismo Safetur. A continuación se describen algunas de las manifestaciones más relevantes de este tipo de abordajes en la ciudad.

En el año 2008, se implementó el Presupuesto Participativo, una herramienta para democratizar las decisiones sobre los recursos públicos y garantizar una mayor equidad en la asignación de los mismos. El objetivo fue mejorar el diálogo entre el Estado municipal y la ciudadanía, fortalecer los lazos comunitarios y hacer más eficiente el manejo de los recursos. Por ejemplo, en el año 2011 en el Barrio El Pozo, los vecinos votaron la construcción de un espacio recreativo y deportivo como así también un circuito para caminatas y bicicletas. Además, la obra determinaba la construcción de un área de camping equipada con asadores y mesadas con piletas, pérgolas, bancos con mesas, estacionamiento para vehículos y sanitarios. En 2012, vecinos del Barrio Candioti Sur votaron la construcción de una plaza que se inauguró en 2013. Este nuevo espacio contempló áreas de esparcimiento y un playón polideportivo que permite realizar actividades recreativas, tales como skateboarding, BMX y rollers. Cabe destacar el involucramiento y la participación de la vecinal en el proyecto, cuyo diseño fue debatido conjuntamente con el Municipio (Valsagna, 2011).

El Consejo de Niños y Niñas es una iniciativa liderada por la Secretaría de Educación desde el año 2008. Este espacio promueve la construcción de ciudadanía y el ejercicio de los derechos de los más pequeños a partir de distintas actividades en la escuela y la ciudad. De acuerdo a las propuestas de los niños y las niñas se concretan actividades participativas de intervención en los espacios públicos. Desde que se implementó el programa se realizaron diversas actividades de participación ciudadana, entre ellas la construcción y reacondicionamiento de espacios públicos destinados a la recreación y el deporte, el reacondicionamiento de los juegos existentes en plazas y la colocación de juegos nuevos e inclusivos para personas con discapacidad, jornadas de cine infantil al aire libre, colocación de cestos diferenciados de residuos en espacios públicos y la reforestación y ornamentación de plazas y espacios verdes.

En julio de 2016, se proyectó el reordenamiento del macrocentro santafesino en el marco de las acciones previstas en el Plan de Movilidad Urbana. Se realizó una prueba piloto para analizar el funcionamiento de la calle Mendoza, entre 25 de Mayo y San Jerónimo. Se realizó un estudio de la circulación de los distintos modos de transporte en la zona lo cual demostró que la circulación de peatones era ampliamente mayor que la de vehículos. Por ello, y con la idea de darle prioridad al peatón en el marco de una zona comercial, se dispuso el ensanchamiento de la vereda norte. Se demarcó la zona con pinturas y macetas, de modo que fuera removible. Esta propuesta modificó el reordenamiento del tránsito y destinó el 59% de la superficie a la circulación de peatones y el 41% a los vehículos. En este proceso se involucró a distintos actores, como funcionarios municipales, concejales, representantes de la Universidad Nacional del Litoral y de la Universidad Tecnológica Nacional, autoridades del Órgano de Control de Transporte y representantes de la Asociación de Comerciantes de calle San Martín y del Centro Comercial de Santa Fe.

Finalmente, en junio de 2017 y en el marco del lanzamiento de la Estrategia de Resiliencia, la firma Ecosistema Urbano y el Consejo de Niños y Niñas de la Ciudad llevaron adelante una instancia de co-creación en el Parque del Norte. Allí, más de 60 alumnos de dos escuelas del norte de la ciudad asumieron temporalmente el rol de urbanistas y, mediante recorridos y actividades prácticas, propusieron ideas concretas para el futuro proyecto.

Urbanismo Táctico en Santa Fe

Algunas ciudades de la Red 100RC implementaron UT para poner en funcionamiento sus estrategias de resiliencia, además del apoyo de la red contaron con la asistencia técnica de la firma Street Plans. La ciudad de Norfolk (USA) llevó adelante Retain Your Rain, una experiencia de UT sobre mitigación de inundaciones por lluvia, mientras que Thessalonikki (Grecia) elaboró un Marco de Co-creación de Espacio Público como un primer paso para detonar este tipo de prácticas.

La Ciudad de Santa Fe también aprovechó la asistencia técnica de Street Plans como parte de los servicios de consultoría que la red 100RC pone a disposición de sus ciudades miembro. En ese marco, y alineado con la práctica habitual de implementación de procesos participativos para la formulación de proyectos o políticas públicas, puso en marcha por primera vez un proceso de UT en la ciudad. El período total de trabajo fue de un año e incluyó reuniones y talleres; diseño, construcción e implantación de elementos; relevamientos y encuestas. A continuación se describe el proceso de trabajo realizado.

Proceso de implementación de Urbanismo Táctico

Oct – Dic 2017 / Proceso de postulación y definición de alcance de trabajo

Ene 2018 / Convocatoria interna a áreas municipales y preparación de material introductorio sobre UT

Feb 2018 / Sesión interna de planificación del Taller Participativo (Task 1)

Feb – Abr 2018 / Organización de taller participativo. Convocatoria a partes interesadas

Abr 2018 / Taller Participativo de co-creación con partes interesadas (Task 2)

Abr – Jun 2018 / Plan de implementación de acciones (Task 3). Formulación y validación de acciones con partes interesadas. Adquisición de materiales y contrataciones

Jun 2018 / Primera intervención de UT en Parque del Norte

Metodología

En diciembre de 2017, la Oficina de Resiliencia de la Ciudad de Santa Fe tuvo la primera reunión virtual con la firma Street Plans en la que se plantearon los objetivos preliminares y se sentaron las bases para todo el proceso. El equipo de resiliencia local decidió implementar la primera experiencia de UT en la ciudad con el proyecto Parque del Norte, una iniciativa doblemente priorizada, tanto por la Ciudad como por 100RC.

Luego de la primera reunión, la Oficina de Resiliencia elaboró un documento preliminar que contenía las ideas para una posible intervención de UT en el Parque del Norte. Se propuso una intervención con dos grandes componentes: uno que invitara a la movilidad, el desplazamiento y la contemplación del paisaje; otro, al reposo, la reflexión y la creatividad. Este documento sirvió de guía a Street Plans para la elaboración de su propuesta de alcance de trabajo. Esta propuesta fue validada por la Ciudad e incluyó tres momentos:

01. Sesión interna de planificación del Taller Participativo;
02. Taller Participativo de co-creación con partes interesadas;
03. Plan de implementación de acciones.

01. Sesión interna de planificación

La sesión interna de planificación del Taller Participativo contó con representantes de las áreas municipales que, inicialmente, tendrían algún rol en todo el proceso. Previo a este primer encuentro se compiló material introductorio que circuló entre los convocados para su lectura y conocimiento de qué es UT, qué se pensaba hacer en el Parque y con qué objetivo, a la vez que se incluyeron antecedentes de experiencias llevadas a cabo en otras ciudades. Durante la primera mitad de la sesión se charló sobre el contenido del material, mientras que en la segunda parte, representantes de Street Plans se conectaron de manera remota para presentar la propuesta de trabajo. Como resultado de esta sesión quedaron plasmados los pasos a seguir para organizar el taller de co-creación, las responsabilidades de cada participante y un cronograma de trabajo.

02. Taller participativo de co-creación

El éxito de un taller participativo estuvo ligado a la calidad y variedad de los actores convocados y al proceso de convocatoria en sí. Por ello, inicialmente, la Oficina de Resiliencia se contactó con el Coordinador del Distrito Norte, quien facilitó un listado con todas las vecinales y las organizaciones sociales, educativas y eclesiásticas pertenecientes a esas zonas, con sus respectivos referentes, con nombre y número de contacto. El Coordinador fue un actor clave para conocer el vínculo entre los referentes de las instituciones y la Municipalidad, lo que permitió (re)direccionar los esfuerzos de manera eficaz hacia aquellas instituciones que ya tenían experiencia de trabajo junto a los Coordinadores en los Centros de Distrito y pudieron sumarse en un trabajo colaborativo.

Apoyada por los Coordinadores se inició la convocatoria de actores, inicialmente vía telefónica y luego por correo electrónico. El taller participativo, organizado en un Centro Integrador Comunitario (CIC) del norte de la ciudad, contó con la presencia de representantes de Street Plans, 100RC y 33 participantes entre funcionarios municipales y representantes de instituciones eclesiásticas, educativas, vecinales y organizaciones. La agenda contempló una instancia expositiva sobre los principales conceptos de UT, una recorrida por el Parque del Norte y una mesa de trabajo en grupos, donde se expusieron ideas en torno a posibles acciones en el parque. En la mesa de trabajo se aplicó una metodología específica desarrollada por Street Plans, la cual consiste en discutir y proponer en torno a acciones a realizar, tiempos y responsables de las mismas, materiales y herramientas requeridas y fuentes de financiamiento. Las conclusiones del taller fueron sintetizadas en un documento que fue compartido con todos los participantes a modo de devolución. Este documento incluyó el listado de participantes del taller, las ideas propuestas, un listado de fechas relevantes para la ejecución de acciones (día del medioambiente, día del niño, etc.) y un cronograma tentativo con acciones específicas y actores participantes. Este primer encuentro dio lugar a un grupo estable de instituciones que trabajaron conjuntamente durante los siguientes 6 meses junto a los equipos del Municipio en la organización y puesta en marcha de las diferentes intervenciones que se llevaron adelante en el Parque Norte.

03. Plan de implementación de acciones

Con posterioridad al taller se formuló una propuesta de intervención concreta basada en las ideas recogidas en el taller que fueron comunes a todos los grupos, dejando las particularidades para el futuro. Los conceptos clave incorporados en este primer abordaje fueron: ingreso al parque, delimitación de zonas, seguridad, limpieza, circulación interna. La intervención fue dividida en 2 etapas: la primera, ubicada sobre el frente del Parque y, la segunda, en el interior del mismo.

La primera etapa se concentró en el frente con el objetivo de hacerlo más visible para los vecinos del barrio y aquellos que circulan habitualmente por esta zona de la ciudad y así ofrecer espacio para actividades recreativas en una corta distancia respecto de la vereda y la calle. Por su parte, en la segunda etapa se propuso avanzar hacia el interior del Parque, invitando a los visitantes a conocer y apropiarse de espacios poco explorados. Las acciones presentadas se agrupan en: refuncionalización del espacio, intervenciones artísticas y actividades recreativas.

Las etapas y los componentes de intervención fueron presentados a las partes interesadas en una instancia de validación y (auto)asignación de tareas. Allí, y a modo de ejemplo, la Asociación de Comerciantes y Amigos de la Av. Ángel Peñaloza se comprometió a conseguir pallets para construir bancos para el parque; un grupo de escuelas de la zona se asignaron la realización del mural, con un diseño proporcionado y trabajado conjuntamente con la Secretaría de Cultura de la Municipalidad.

Acciones de urbanismo táctico según etapa de intervención

Etapa 1 
Anulación del estacionamiento interno y la remoción de la barrera; la construcción de senderos y espacios de reposo, con plantas y bancos de madera; construcción de cestos de basura; la colocación del nombre del nombre del parque en el pórtico de ingreso y la pintura de un mural sobre la pared, vereda y parte de la calzada; colocación de llamadores de ángeles sobre árboles.

Etapa 2
Acondicionamiento de baños para uso público, murales en paredes de baños, delimitación de un sector para actividades de meditación, colocación de llamadores de ángeles, construcción de un mangrullo y pasarela.

El grueso de las intervenciones fueron realizadas en el marco del Aniversario del lanzamiento de la Estrategia de Resiliencia, los días 29 y 30 de junio de 2018. Sin embargo, algunas tareas comenzaron dos semanas antes con la colaboración de numerosos y variados grupos de voluntarios. El proceso incluyó una campaña de comunicación, con recorrida de barrios aledaños, entrega de volantes, e incluso, la visita a radios de la ciudad. El objetivo era invitar a la gente a sumarse, no sólo al festejo propio del aniversario sino a formar parte de la transformación paulatina del Parque.

El resultado de esta primera intervención fue positivo y llevó a que más actores quisieran sumarse al proceso, ya sea prestando apoyo en las actividades organizadas por la Municipalidad como organizando sus propios eventos. Por ejemplo, en agosto del 2018, entidades vinculadas al deporte se sumaron a debatir sobre los desafíos de la convivencia en los espacios públicos y compartieron algunas propuestas de otras ciudades sobre cómo delimitar los usos para asegurar el disfrute de todos. Propusieron ideas para mejorar el acceso al Parque y manifestaron la importancia de mantener la esencia del parque como pulmón verde de la ciudad, integrando la urbanización de manera equilibrada con el entorno natural. Su interés se vio reflejado en la edición primavera del Festival del Norte, donde montaron un circuito de Mountain Bike para los aficionados y ofrecieron clases de ciclismo a los niños. Por otro lado, y a modo de efecto derrame, una escuela de danzas con sede en el barrio propuso la realización de un festival en 3 jornadas casi íntegramente organizado por sus miembros. Finalmente, un grupo de scouts de la ciudad que venía participando activamente del proceso, se ofreció para la ejecución de un mangrullo de madera, como parte de sus actividades habituales de formación y labor comunitaria.

Insumos para las actividades

La mayoría de las tareas fueron realizadas por instituciones y/o grupos de vecinos, supervisadas por distintas áreas de la municipalidad. Los vecinos se mostraron permanente y activamente involucrados en participar y colaborar. El principal limitante fue el presupuesto para la obtención de los materiales y herramientas necesarios. En ese sentido, la Oficina de Resiliencia jugó un rol crucial en la articulación dentro del municipio para movilizar recursos (humanos y financieros) y en la gestión de donaciones de parte de las partes interesadas u otros comercios/instituciones de la ciudad.

Los principales materiales utilizados fueron: palets de madera, botellas, tapitas, vidrio, tanza, soga, chips de madera, barniz, pintura blanca, pintura de colores, cubiertas de auto viejas, plantines, tirantes de madera, clavos y bulones, cemento, arena y escombros. Por su parte, las herramientas más empleadas fueron: pinceles, rodillos, martillos, taladro, sierras, carretillas. También se utilizaron camiones de carga, la chipeadora, y barreras de tránsito, pero fueron manejados por personal municipal.

Resultados

El proceso de implementación de UT involucró unas 300 personas provenientes de 43 instituciones de la sociedad civil y del sector privado, de las cuales 30 participaron de manera activa aportando, no solo herramientas y materiales, sino que también asistieron a los talleres y colaboraron en la implementación de las intervenciones construyendo mobiliario, pintando murales y macetas, adornando los espacios, etc. La planificación de las intervenciones requirió 10 reuniones organizativas con los diferentes actores interesados en el proyecto.

Se llevaron adelante 15 actividades de UT que, además de las intervenciones puntuales para mejorar la accesibilidad, el mobiliario y las instalaciones del Parque, incluyeron actividades artísticas y deportivas y campañas de concientización ambiental. Las intervenciones tuvieron un presupuesto total de 2.200 dólares. El 65% fueron donaciones de los comercios e instituciones participantes.

Como parte del proceso de implementación de UT se realizó una Evaluación de Impacto de las Intervenciones, respondiendo a uno de los supuestos de la metodología relativa a la posibilidad de poder mejorar y ajustar las iniciativas a las necesidades reales de la ciudadanía. Para esta evaluación se llevó adelante un trabajo de campo que incluyó encuestas a los visitantes del Parque del Norte y observaciones e interacciones con actores en terreno, con el propósito de: i) explorar qué usos del Parque, actuales y futuros, son relevantes para la ciudadanía; ii) indagar qué impacto han producido las intervenciones de Urbanismo Táctico en el Parque; y iii) ensayar una herramienta para la valoración de bienes y servicios sin mercado a fin de realizar el correspondiente análisis costo beneficio del proyecto. Las encuestas fueron realizadas en diferentes eventos recreativos y educativos impulsados por el Municipio en el Parque del Norte, entre septiembre y octubre de 2018. Por su parte, las interacciones y las observaciones tuvieron lugar a lo largo del proceso de implementación tanto en eventos en el parque, como en los talleres de UT y reuniones de coordinación.
En total se entrevistaron 85 visitantes del Parque, de los cuales el 66% afirmó que estaba al tanto de las modificaciones e intervenciones que se habían desarrollado. De estas 56 personas que efectivamente conocían las intervenciones, un 89% argumentó que fueron positivas. Al mismo tiempo algunos mencionaron su participación en las intervenciones solicitando que se realicen otras. En cuanto a los comentarios negativos, solo estuvieron vinculados a que todavía faltaba profundizar las mejoras realizadas. Por otro lado, en relación con la consulta sobre las necesidades del Parque, el 33% de las personas entrevistadas sugirió incorporar juegos para niños. Esta fue la respuesta mayoritaria de las mujeres que llevan a jugar al parque a sus hijos. Otras sugerencias mencionadas están vinculadas a la necesidad de baños (27%), iluminación (15%), mobiliario e instalaciones como bebederos, bancos, mesas, infraestructura deportiva y adaptación para personas con discapacidad.

La recopilación de esta información sirvió para conocer cuáles actividades fueron bien recibidas por los ciudadanos y, por tanto, valdría la pena profundizar, así como qué aspectos requerirían ser modificados y/o complementados para lograr una mayor apropiación y uso de los espacios públicos. Es decir, se obtuvo evidencia con la cual perfeccionar las intervenciones a futuro para que las mismas coincidan con los deseos de los visitantes y usuarios del Parque.
En cuanto a la metodología de trabajo, cada una de las experiencias de intervención dejó una serie de valiosos aprendizajes para ajustar la intervención sucesiva. Asimismo, fueron lecciones que ayudaron a mejorar el trabajo tanto al interior de la Oficina de Resiliencia como en su vínculo con vecinos e instituciones de la ciudad y en su rol como articulador con otras áreas del municipio.
Con relación a las partes interesadas, resulta relevante pensar detenidamente en todos los potenciales actores y realizar un mapeo a conciencia ya que dejar fuera secretarías municipales o actores externos clave puede demorar o incluso poner en riesgo el éxito de las intervenciones más complejas. Es importante sumar nuevos actores a lo largo del proceso, lejos de dilatar o entorpecer el trabajo, las nuevas incorporaciones pueden aportar valor e innovación a las actividades.

Una vez identificados los actores se debe garantizar que todos participen de las reuniones de planificación y coordinación. Las responsabilidades y división de tareas que de allí resulten deben ser socializadas y, si es posible, en la misma reunión en donde se hayan asumido. Hacerlo de manera explícita y frente a todos evita malentendidos y logra un mayor compromiso. Finalmente, es aconsejable no depositar muchas y grandes responsabilidades sobre un número reducido de actores ya que cualquier imposibilidad de asistencia a reuniones o actividades por parte de ese grupo hace que gran parte de la intervención planeada no pueda ser concretada.

Con respecto a las actividades y su cronograma, es fundamental planificar atentos a las limitaciones presupuestarias, de tiempo y de materiales sin que por ello se dejen de buscar respuestas innovadoras para sortear dichos condicionantes. Asimismo, compartir el cronograma de intervenciones completo puede ayudar a identificar a tiempo ausencias o errores vinculados a conocimiento específico de la temática. Finalmente, la coordinación de las actividades con los diferentes actores requiere establecer pocos interlocutores, o si es posible uno único, para no generar interferencias en el mensaje o malinterpretaciones.

Conclusión

La metodología de UT encierra un gran potencial de impacto para los gobiernos locales, aquellos que están más cerca de la comunidad y que, generalmente, sufren la carencia de recursos para implementación de programas y proyectos. La Ciudad de Santa Fe, por medio de la Oficina de Resiliencia, implementó UT en el Parque del Norte, aprovechando los beneficios ofrecidos por la red 100 Resilient Cities. Si bien la Ciudad tenía experiencia en abordajes similares, esta metodología no había sido explorada. El proceso completo tomó alrededor de un año y contempló diversas instancias de generación de ideas, formulación de propuestas, ejecución de tareas y monitoreo del progreso.

Esta experiencia sirvió para retomar un proyecto prioritario de la ciudad y avanzar en su desarrollo con el aporte fundamental de la ciudadanía. Fue el primer paso para comunicar una iniciativa de mayor escala, como el desarrollo del proyecto Distrito Resiliente Parque del Norte y delinear objetivos, población beneficiaria y metas a alcanzar. La identificación e involucramiento de actores y la consecuente co-creación de acciones sirvió para encontrar intereses y deseos comunes y también necesidades insatisfechas que podrían plasmarse en el mismo proyecto.

El resultado de esta experiencia es positivo. Se llevaron adelante 15 actividades, en las que participaron unas 300 personas provenientes de 43 instituciones diversas. Para ello se contó con el equivalente a 2.200 dólares, de los cuales el 65% fue gestionado mediante donaciones y patrocinadores. Durante el período de implementación, gran parte de las áreas nuevas generadas y el equipamiento implantado fue apropiado por parte de los visitantes, lo que muestra una conexión entre la vacancia detectada en las reuniones de trabajo y la propuesta concreta de intervención.

Sin duda, el UT ha sido un catalizador para la elaboración del proyecto y la materialización de la visión del Parque del Norte. Si bien lo realizado mediante esta metodología innovadora es pequeño comparado con la visión y el proyecto integral, ha sido de utilidad para revitalizar la comunidad y avanzar con paso firme. Así, a partir del trabajo de un año de (micro)acciones tácticas se decidió el diseño de una intervención de escala mediana, utilizando parte de las parcelas municipales.

El involucramiento de actores en acciones tácticas otorgó legitimidad al proceso de diseño y la toma de decisiones, a la vez que sembró el sentido de pertenencia en torno al proyecto. Asimismo, si bien el proceso fue más largo y complejo, surgieron conflictos de intereses y expectativas que pudieron atenderse en un estadio temprano de evolución del proyecto lo que evitó demoras, gastos superfluos de recursos o cualquier tipo de ineficiencia.

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De la autora

valsagna

Diplomada Internacional en Comunicación Pública.
Licenciada en Comunicación Social

Palabras claves

urbanismo • participativo • co-creación • bajo costo • corto plazo

Presentación del artículo

IV Encuentro de Investigadores sobre Políticas Sociales Urbanas en ciudades intermedias. Organizado por FCJS-UNL. 2019